Este negocio nació por casualidad en un supermercado de Brisbane (Australia). Allí, Andrés Proaño y Astrid Correa compraron su primer kit para elaborar cerveza artesanal.Proaño fue a esa ciudad a realizar un MBA en la universidad de Queensland y Correa a estudiar inglés.
Entre 2002 y 2003, ambos pasaron de ser estudiantes aficionados a la cerveza a especialistas en su elaboración.Juntos realizaron estudios de cerveza a distancia en el Institute of Brewing and Destilling.
En 2007, la pareja contrató a la consultora quiteña Citrux, que elaboró un estudio sobre la cerveza artesanal. El resultado fue positivo: en Quito existía un nicho de mercado para este producto.
En noviembre de ese mismo año, gracias a sus ahorros y al apoyo de su familia, inauguraron el restaurante-cervecería Santa Espuma en el norte de Quito. La inversión inicial para equipar el local fue de alrededor de USD 250 000.Para dar forma al negocio, la pareja viajó a EE.UU., Perú, Argentina y Brasil para analizar ofertas de equipos y proveedores. La maquinaria cervecera la trajeron de Argentina y les costó aproximadamente USD 120 000.
La malta se importa desde Alemania, los lúpulos de EE.UU. y la levadura de Francia. En el local, que es arrendado, se elabora la cerveza dos veces a la semana. En promedio se venden 800 litros de la bebida al mes. Esto le permitió facturar, el año pasado, cerca de USD 175 000.
La oferta gastronómica de este negocio se complementa con platos a la carta y picaditas. Santa Espuma cuenta con un equipo de15 personas, entre personal de servicio, cocina, administración y seguridad.La alemana Elizabeth Bunz distribuye embutidos alemanes marca Bratwurst a esta cervecería.
Ella mantiene negocios con Proaño desde octubre pasado. “Hasta hoy la relación laboral ha sido óptima”.Para Darinka Freund, clienta frecuente de Santa Espuma, el negocio se diferencia de otros similares por ofrecer un producto único y exquisito.